¿Qué beneficios obtiene Seneo de la subida de los precios de la luz?
Entender el mercado eléctrico como socio de una cooperativa
Nos podemos imaginar la cara de incredulidad que estaréis poniendo al leer el título que encabeza este escrito. ¿Se pretende en este artículo’ -pensaréis - aclarar el galimatías del mercado eléctrico español? Pues sí, eso pretendemos. La verdad es que entender el mercado eléctrico no es nada fácil. Pero no nos resistimos a intentarlo puesto que si la electricidad es un bien económico, doméstico, básico y social tan extendido ¿cómo es posible que sea tan caro?
Los precios de la luz no paran de ocupar los titulares de los medios debido a sus altos precios. Escuchando comentarios y analizando síntesis y pronósticos económicos una se da cuenta de la complejidad del sistema eléctrico y del rompecabezas que constituye la factura que tenemos que pagar regularmente. Frente a esa situación cualquier consumidor, como homo economicus que es, hará sus cuentas y sacará sus conclusiones o seguirá padeciendo las consecuencias de un mecanismo que no entiende y que sólo parece estar hecho para aprovecharse de él. Desde Seneo apostamos por la transparencia y claridad, por eso os proponemos un resumen de las principales cuestiones acerca de la política eléctrica.
Las recientes declaraciones de Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica, van en el buen sentido por lo que respecta a la bajada de precios y a la democratización de la energía pero también denotan por parte del gobierno español muy poco margen de maniobra frente al mercado.
Liberalización del sector eléctrico: ¿de qué estamos hablando?
La ley 54/1997 sobre el sector eléctrico creada a instancias de las instituciones europeas ya hace más de veinte años en España liberalizó el mercado eléctrico de la generación y la comercialización de electricidad, con lo que se ha ido desarrollando un mercado en el que ya no es el gobierno quien determina el precio de la luz según una regulación pública, sino que cualquier entidad que genere o comercialice electricidad puede ofrecerla a sus clientes por el precio que fija el mercado en base a distintas variables.
Esas empresas generadoras y comercializadoras son privadas pero hay algunas de ellas, las llamadas de referencia (el oligopolio eléctrico) que, a pesar de serlo ostentan unos privilegios públicos del estado heredados históricamente sobre el resto. Tanto unas como otras operan en mercados libres, sea el mercado mayorista, donde las productoras venden electricidad en Mwh, (entre 50 y 80€ en las últimas semanas) o el mercado minorista en el que las comercializadoras venden a los clientes finales la energía en Kwh. En el caso del mercado minorista se introducen también varios costes adicionales, que remuneran los servicios intermediarios de transporte y distribución (que siguen siendo regulados) así como otros conceptos tales como la anualidad del déficit (mecanismo típicamente español que podremos examinar en una próxima ocasión), gastos de gestión y tasas.
Por lo tanto, la tarifa final pagada por cada abonado se compone de una parte variable que dependerá de la energía consumida y de una parte fija. Al respecto podéis consultar nuestro artículo de julio en este mismo blog.
Funcionamiento del mercado mayorista
¿Cómo es posible una variación de precios tan grande en la energía eléctrica producida?
Existe un elemento común en el proceso de privatización de servicios públicos, también en el sector eléctrico, en el que se supone que dicha privatización proporcionará mayor competencia entre operadores a la vez que mayor calidad del servicio y precios mas baratos. Sin embargo la libre competencia en el sector eléctrico no ha conseguido unos precios también competitivos para los usuarios finales.
En el mercado eléctrico las dos fuerzas de la oferta y la demanda se encuentran a través del pool eléctrico que es donde se casan los precios, aunque también existen contrataciones directas entre productores y grandes consumidores (los llamados acuerdos bilaterales). La demanda corresponde a una estimación global de las necesidades del territorio nacional para el día siguiente (mercado diario), sumando las previsiones de compra del conjunto de las comercializadoras: ellas se tienen que ajustar al máximo para cubrir todos los usos previsibles pero sin pasarse, teniendo en cuenta diferentes variables como por ejemplo las previsiones meteorológicas. En el caso de la oferta, la productoras fijan su precio desplegando también todo un abanico de variables que van desde el precio de los combustibles (en el caso de energías fósiles) o el pronóstico del tiempo (energías renovables), a factores más controlables que evocaremos luego. Cada operador propone su precio en una subasta a través de la cual se eligen todas las productoras que puedan cumplir con el volumen de energía esperado, a partir de la más barata y hasta la empresa que se sitúa en el umbral alto de las necesidades previstas: a fin de cuentas, el precio fijado por esa última empresa, el más alto aceptado, se impone a todos los compradores mayoristas. Es el llamado sistema marginalista.
Ese sistema de subastas puede conllevar aberraciones económicas, ya que es muy fácil para un operador que tiene mucho peso en el mercado influir sobre los precios, fuera de toda lógica tecnológica y económica. De hecho, cada empresa actúa con sus recursos de forma estratégica, para colocarlos en el mercado cuando más rentables son. La controvertida gestión de las hidroeléctricas (el llamado ‘coste de oportunidad) ilustra perfectamente esa actitud. Aunque la producción de electricidad de origen hidroeléctrico tiene un coste casi nulo, el agua de generación es renovable, las concesionarias han llegado recientemente a ofrecerla al precio al cual se suele vender el gas natural (es decir la mas cara), mientras los embalses estaban llenos. Se une a ello además el hecho de que todas las concesiones públicas de 75 años llegarán a su fin en los próximos veinte años, ahora toca debatir el futuro modo de gestión de esas instalaciones, es decir de la oportunidad, o no, de volver a una gestión pública o regulada, sin ánimo de especulación. Todavía no sabemos si este tema estará incluido en el programa de lucha contra la pobreza energética prometido por Teresa Ribera en un plazo de 6 meses.
¿ Cual es la politica de precios de Seneo?
Seneo, como socio del grupo Enercoop no sale ganador en este mercado, ya que, con la excepción de una instalación fotovoltaica que abastece parte de las necesidades de sus socios-abonados, la mayoría de la energía que compra viene del pool, con lo que le afecta directamente la inestabilidad en los precios. Pero con respecto a los demás comercializadores, tanto los llamados “de referencia” como la mayoría de los demás que se han creado esos últimos años, tiene tres ventajas. A saber:
Muchos operadores no dudan en sobredimensionar la potencia eléctrica de sus usuarios o en añadir servicios superfluos con el fin de hinchar la factura independientemente del consumo de sus clientes. Nosotros siempre intentamos adecuar la potencia a las características reales de cada abonado. Por otra parte informamos a nuestros socios de la tarifa T2 DH de discriminación horaria, que permite beneficiarse de una tarifa muy competitiva durante los periodos “valle”.
Garantizamos que la totalidad de la energía ofrecida por Seneo en el mercado mayorista es de origen renovable (garantías de origen expedidas por la la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia - CNMC). Además de favorecer la autonomía energética de nuestro territorio, las energías renovables destacan por sus bajos precios en comparación con aquellas provenientes de recursos fósiles. Lo acaba de reconocer y valorizar oficialmente el gobierno, suprimiendo oficialmente el llamado “impuesto al sol”, verdadero sinsentido de la arquitectura fiscal española. Habría que añadir además que en la medida en que las renovables tengan mas peso en el pool eléctrico el precio de la electricidad tendría que bajar debido a que al no emitir contaminantes a la atmósfera no tienen que asumir costes del mercado de emisiones de CO2. Este mercado, que ha triplicado los precios en el último año, ha sido uno de los causantes de los altos precios finales de la electricidad. Es obvio pensar que cuanta más energía renovable haya en el mercado eléctrico más barata se ofrecerá al consumidor.
Es tan básico como decir: nuestra eléctrica somos nosotros. La rentabilidad obtenida por Seneo se reinvierte en su mantenimiento y desarrollo. No tenemos beneficios que prometer a ningún accionario. De hecho, la revisión de los precios se realiza trimestralmente con el fin de no tener sorpresas cada 26 del mes, siempre con racionalidad y seguridad. Por fin, las decisiones importantes que afectan a nuestro colectivo se toman de la manera más democrática posible, por ejemplo a través de nuestra asamblea general que este año tendrá lugar el 25 de octubre. Nuestro criterio pasa por valorizar todas las iniciativas orientadas a empoderarnos directamente de nuestro consumo energético, y por supuesto de su producción, por ejemplo con el autoconsumo fotovoltaico, la forma más sencilla, barata y sostenible de abastecerse. Somos una plataforma clave para el desarrollo de proyectos locales.
Seneo ha nacido como operador de la comercialización eléctrica a partir de la voluntad compartida de controlar la gestión de un recurso imprescindible para la vida humana: la energía. Hemos aprovechado la oportunidad que presentaba la apertura del mercado de la comercialización para poder elegir qué tipo de energía queríamos utilizar en nuestros hogares, y en qué condiciones, priorizando siempre los intereses del beneficiario. No obstante esa posición en la cadena del sector, no es nada cómoda: sobre Seneo repercuten las tarifas tremendamente oscilantes de los productores, y es Seneo quien tiene que soportar precios altos para evitar repercutirlos en la medida de lo posible a los usuarios finales. Así que nuestros márgenes de actuación en condiciones como las que estamos viviendo ahora son muy reducidos. Asistimos de esta manera a una cohabitación en un mismo mercado de intereses puramente económicos, que buscan una rentabilidad máxima, aunque tengan que generar comportamientos especulativos, y propósitos sociales los cuales solo tienden hacia un objetivo: definir el precio justo para el productor, el consumidor y el medioambiente.
Sarah Lafleuriel