El campo del consumo de energías renovables continúa evolucionando. Y de qué manera. Dentro de la constante adaptación a normativas y circunstancias, el futuro inmediato habla de comunidades energéticas. Es dar un paso adelante. Sí, está relacionado con renovables y autoconsumo, colectividad... Todo junto: bien común y sostenibilidad.
Se trata de que varios miembros de una comunidad, ya sea de vecinos, propietarios, o incluso de diferentes empresas en un mismo polígono industrial, se unan beneficiándose de una producción propia de renovables. Es que, si lo pensamos, no es tan difícil, sino más bien una buena ocasión de remar en la misma dirección. Básicamente, además, el requisito es estar a menos de 500 metros de distancia unos de otros (o en la misma referencia catastral), lo cual facilita las uniones. Al final, todo junto supone la base de unas comunidades energéticas locales y localizadas. Y, claro, esto tiene su normativa. Europa es quien establece las bases.
Las directrices de la Unión Europea, en este sentido, empiezan para marcar dos nuevas entidades jurídicas. Primero, una comunidad de energías renovables con proyecto eléctrico, térmico o incluso de transporte. El objetivo es consumir, pero también almacenar y en su caso vender energía renovable mediante contratos de compra de electricidad. Después está la comunidad ciudadana de energía, que entra en el sector eléctrico y en los campos de la distribución, suministro, consumo, almacenamiento… con todo, esta comunidad ciudadana podrá gestionar su red autónomamente.
El panorama que se abre ahora mismo delante de nosotros va más allá de un consumo particular. Se piensa en un uso global dentro de la localización directa. Una idea que, bien mirada, puede abrir muchas puertas en un futuro que ya lo tenemos aquí